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PERSONAJES

  “Una vez llegó a un pueblo un historiador, que iba buscando lugares y personajes para escribir sobre ellos. En la plaza, se encontró a un anciano que sentado en un banco se apoyaba sobre su garrota, disfrutando del calor de los rayos solares del mediodía.

Se acercó y se dirigió a él de la siguiente forma:

  • ¡Muy buenos días, buen hombre! ¿Sabe usted si en este pueblo ha nacido algún personaje ilustre?

 El anciano, levantó la mirada, se quitó la boina y rascándose la cabeza, le contestó:

  • Pues mire usted, no lo sé, pero creo que aquí solo han nacido niños”

   PERSONAJES Y PERSONAS DE LA HISTORIA

QUE HAN INFLUIDO EN ARENAS DE SAN PEDRO

  No pretendo ser exhaustivo en la relación de todas y cada una de las personas que durante la historia han influido en hacer importante y grande a Arenas de San Pedro, pero sí dar unas pinceladas de aquellos que más lo hicieron.

                                                                   RUY LÓPEZ DÁVALOS

 Nacido en Úbeda en el año 1357, fue educado para la carrera militar dentro de las reglas de la caballería, que asumía ideales como el valor, la fe, la justicia, la generosidad, la lealtad y sobre todo la nobleza.

 Según algunos escritos, Don Ruy López Dávalos, Condestable de Castilla por nobleza de servicios, para el control de su señorío, y buscando el lugar más céntrico en el camino del puerto de El Pico, quiso construir un Castillo en El Colmenar (hoy La Villa de Mombeltrán), pero los de allí se opusieron por la fuerza, por entender que era un signo de opresión. Ante esta negativa tuvo

que hacerlo en Arenas de las Ferrerías de Ávila (hoy Arenas de San Pedro) entre los años 1400 y 1422.

Aunque el Castillo está aparentemente construido en una zona plana, podía haberlo hecho en un lugar más estratégico, y parece que no tiene muchas ventajas para su defensa, el río Arenal y un buen foso inundable le daban seguridad, además de la Torre del Homenaje que era impresionante en su tiempo; también disponía de foso, puente levadizo y rastrillo para defender la entrada principal.

 Con un gran poder económico y gran acumulación de títulos, Dávalos cayó por la provocación amañada de Don Álvaro de Luna con el rey Juan II.

Tras una fructífera vida en la corte castellana como valido de los reyes Enrique III y Juan II de Castilla, su apoyo al infante Enrique de Aragón y su consiguiente participación en el Golpe de Tordesillas, fueron la causa de su caída en 1422, perdiendo su cargo de condestable y siendo desposeído de sus bienes, falleciendo en su destierro en Valencia el 6 de enero de 1428, acogido a la tutela de Alfonso V de Aragón.

                                                         DON ÁLVARO DE LUNA

 Hijo natural del noble aragonés D. Álvaro Martínez de Luna (quién mostró serias dudas de su paternidad) y de María Fernández Jaraba (conocida como “La Cañeta”). Se quedó huérfano a los siete años y fue cuidado por su tío Juan Martínez de Luna y su tío abuelo Benedicto XIII, el Papa Luna.

Entró en la corte de Juan II, como paje, por la intercesión de su tío Pedro de Luna, arzobispo de Toledo. Enseguida tuvo gran ascendencia sobre él, ya que era un niño y le admiraba por sus habilidades como luchador y gentileza.

 A partir del desenlace del golpe de Tordesillas y de la concesión por el rey del título de condestable de Castilla, para conseguir este título y el patrimonio que incluía, don Álvaro logró que el rey abriera un proceso amañado al condestable Ruy López Dávalos, aprovechándose de su huida a Aragón por su apoyo a don Enrique. De esa manera Don Álvaro de Luna se convirtió en la figura central de la Castilla de su época.

 Después de la derrota de los infantes de Aragón en la guerra civil, en 1445 fue nombrado maestre de la Orden de Santiago, y además recibió el   condado de Alburquerque y el señorío sobre las villas de Trujillo, Medellín y Cuéllar. ​

 Su poder parecía incontestable, pero solo se basaba en el afecto que le dispensaba el rey. Todo cambió cuando la segunda esposa del rey, Isabel de Portugal, madre de Isabel la Católica, temerosa del gran poder de Don Álvaro y conocedora de sus intrigas y abusos, inquirió a su marido para que prescindiera de él.

 El rey cedió, y el 4 de abril de 1453, Don Álvaro de Estúñiga apresó al condestable en Burgos y le trasladó al castillo de Portillo. Su mujer, Doña  Juana de Pimentel y su hijo Juan se refugiaron en Escalona y desde allí le pidieron ayuda al Papa, porque la Orden de Santiago era protegida por él.

 El día 1 de junio se llevó al condestable a Valladolid, donde en una pantomima de la justicia, fue condenado en un malintencionado juicio. Fue decapitado​ públicamente el 2 de Junio de 1453 en la plaza Mayor.

 Las tropas del rey Juan II sitiaron el castillo de Escalona el 30 de junio de 1453, que parecía difícil de conseguir tomarle debido a su situación. Allí se encontraba Doña Juana de Pimentel con su hijo y sus pertenencias.

 Se hicieron tan fuertes que el rey, viendo que no conseguía apoderarse de su patrimonio, le ofreció a la condesa una capitulación donde Doña Juana podía conservar la dote de su boda, incluyendo Arenas de San Pedro y su Castillo.

 Ya en su Castillo, Doña Juana de Pimentel comenzó a luchar para recuperar los bienes de su marido, desde ese momento firmó sus documentos con el sobrenombre de «la triste condesa», con el que es conocida.

 En julio de 1454 a la muerte del rey Juan II, Doña Juana tuvo que seguir defendiéndose de su sucesor, Enrique IV. Se negó a entregarle sus posesiones y como quiera que el rey intentara confiscarle Mombeltrán y La Adrada, ésta se las entregó a Don Beltrán de la Cueva. El rey se enfadó tanto que condenó a ésta y a su hijo Juan de Luna a muerte, pero después, por la intercesión de los grandes de Castilla, les perdonó y le dejó Arenas de San Pedro para ella y sus descendientes.

 Doña Juana de Pimentel vivió largas temporadas en Arenas de San Pedro y en su vejez se trasladó a Guadalajara, desde donde firmó en 1487, donaciones de dehesas y fincas al municipio, como agradecimiento por la contribución de los arenenses en la recuperación de sus posesiones.

                                                                 SAN PEDRO DE ALCÁNTARA

 

 Nació en Alcántara (Cáceres) en 1499, siendo su padre Don Alonso Garabito y su madre Doña María Vilela de Sanabría y Maldonado, familia noble de su tiempo. Cuando estaba en Salamanca estudiando leyes sintió la llamada para vestir los hábitos, con dieciséis años, en el convento de San Pedro de los Majarretes, donde toma el nombre de fray Pedro de Alcántara.

 Fundó numerosos conventos, tenía una predicación muy convincente y en su propia vida la llevaba a extremos, hacía una comida cada tres días, se dedicaba a la oración y la vida contemplativa y se dice, que debajo del único hábito que tenía, llevaba un cilicio que le torturaba continuamente.

 Franciscano entregado, andaba siempre descalzo, vivía con extrema pobreza, penitencia y austeridad, y aunque fue tentado por la corte y el mismo rey de Portugal, donde fundó también varios conventos, para que se quedara allí, y hasta el mismísimo Emperador Carlos V, en su destierro de Yuste, le inquiere para que sea su consejero espiritual y confesor, él continuó su obra, desechando estas ventajas.

 Ya con 61años, en 1560, por mediación de Doña Guiomar de Ulloa y en la casa de ésta, se encuentra con Teresa de Jesús, en uno de los viajes que realiza a Ávila desde Oropesa, es probablemente en este viaje de paso hacia Ávila, cuando fray Pedro de Alcántara conoce Arenas y la ermita de San Andrés del Monte, cuya pequeña cofradía se la ofrece para fundar un convento de su reforma.

 La ermita de San Andrés del Monte, a poco más de dos kilómetros de la villa, era una pequeña edificación de poco más de treinta metros cuadrados, de estilo gótico isabelino que fue construida a principios del siglo XVI.

 Debió de ser entonces, porque le comenta a Teresa de Jesús su intención de fundar un convento en Arenas de Ferrerías, ya que había concluido con los de La Viciosa y del Rosario, en la zona de Oropesa.

 Entre los dos surgió una muy buena relación de amistad y confianza, fray Pedro, aconseja y orienta a Teresa de Jesús, sobre la manera de iniciar la reforma del Carmelo.

 Después de realizar una gran obra de predicación y apostolado en la zona, en la primavera de 1562 se queda definitivamente en Arenas, donde muere el 18 de octubre de ese mismo año, en la casa donde tenían la cofradía mientras se construía el nuevo convento, lugar que pasó luego a ser enfermería, y hoy Residencia para mayores.

Muere a la edad de 63 años. Fue enterrado en la iglesia del convento de San Andrés del Monte.

 Le beatificó el Papa Gregorio XV en 1622. Con motivo de la beatificación de San Pedro de Alcántara, Arenas le declara su patrón y le incorpora al nombre de su municipio. A partir de entonces pasó la villa a llamarse Arenas de San Pedro e hicieron voto perpetuo para celebrar la festividad el día 19 de Octubre

 Fue canonizado por Clemente IX en 1669, después de las muchas declaraciones de sus milagros con los que fueron bendecidos gran cantidad de gente de la zona.

Después de su canonización, la ermita comenzó a recibir muchas gentes en peregrinación, no solo del valle del Tiétar, para solicitar la intercesión del Santo.

  Con la ayuda del rey Carlos III y planos de Ventura Rodríguez, se construye el santuario, adosando la Capilla Real al convento existente. Obra magnífica y espectacular de mármol de distintas tonalidades y elaboración exquisita, que está rematada por una cúpula con linterna majestuosa.

Hoy, sus restos se encuentran depositados en la urna que está a la altura del altar mayor y a los pies de un espectacular bajorelieve de mármol que representa su ascensión a los cielos; es de grandes dimensiones y fue realizado por Francisco Gutiérrez en 1773.

                      INFANTE  DON  LUIS  DE  BORBON  Y  FARNESIO

 

 Luis Antonio Jaime de Borbón y Farnesio, fue el último hijo del rey Felipe V y su segunda esposa, Isabel de Farnesio, duquesa de Parma, nació en el Palacio del Buen Retiro de Madrid el 25 de julio de 1727 y fue hermano de dos reyes de España, Carlos III y Fernando VI.

 Debido al retrasado lugar que ocupaba en la línea de sucesión y para que consiguiera una buena situación como heredero le encaminaron hacia la carrera eclesiástica.

 Un acuerdo con la Santa Sede permitió asegurarle, desde el 9 de septiembre de 1735,  el Arzobispado de Tole­do,  el nombramiento hubo de realizarse en calidad de administrador de los bienes temporales de la diócesis toledana, ya que Luis tenía apenas ocho años y el Concilio de Trento impedía el ordenamiento de sacerdotes niños, y desde noviembre del mismo año, el Papa Clemente XII nombró a Luis, Cardenal presbítero de Santa María de la Scala; más tarde, en 1741, con catorce años, recibiría también el Arzobispado de Sevilla, lo que le reportaba una situación de privilegio y unos cuantiosos beneficios económicos, si bien su vida no cambió pues seguía viviendo en la Corte, mientras que hasta su mayoría de edad, las dos sedes arzobispales eran gestionadas por sus administradores.

 Tras la muerte de su padre y la llegada al trono de su hermano Fernando VI en 1746, D. Luis es alejado de la Corte junto a su madre y sus hermanos.  

 Desde hacía años, Luis deseaba abandonar la vida eclesiástica, puesto que no tenía una vocación religiosa y en 1754 comunicó su deseo a su hermano, el rey Fernando VI, según escribió: "aspiraba a una mayor tranquilidad de su espíritu y seguridad de su conciencia".

 El rey accedió a la propuesta y el Papa aceptó su renuncia, por lo cual se le permitió ese año de 1754 abandonar la carrera eclesiástica.

 La llegada al trono del primogénito de Isabel de Farnesio, Carlos III reúne de nuevo a la familia y se trasladan a vivir al Palacio del Buen Retiro de Madrid.

 En 1761, Luis compró el Condado de Chinchón a su hermano Felipe, que se había convertido en duque de Parma. El condado comprendía, además del castillo de Chinchón, diversas propiedades en Morata de TajuñaSan Martín de la VegaColmenar de OrejaVillaconejos,  Villaviciosa de Odón y Boadilla del Monte, donde encargó la construcción del famoso palacio al arquitecto Ventura Rodríguez, en el que residió durante varios años, disfrutando en él de una vida consagrada a sus aficiones: la caza y el cultivo de las artes, las letras y las ciencias, patrocinando a músicos y pintores.

 Sus inquietudes artísticas y científicas llevaron al Infante a tener a sueldo a músicos, pintores y naturalistas. Son conocidas sus relaciones con artistas de la talla de Francisco de Goya o Luigi Boccherini.

 En aquella época, el nuevo rey, Carlos III, tenía que afrontar un problema relacionado con la sucesión a la corona. La Ley Sálica, decretada por su padre Felipe V, dictaba que los reyes tenían que haber nacido y criado en España, requisito que ninguno de sus hijos cumplía, por lo que la línea sucesoria pasaría a su hermano Luis.

 La relación entre los hermanos era buena y Carlos III procuraba tenerle cerca, por eso compartían cacerías y aficiones.

 Carlos III enviudó después de haber tenido 11 hijos, todos ellos nacidos en el extranjero, y  no se sintió con fuerzas para casarse de nuevo y tener más hijos en España. La situación de D. Luis era distinta, porque él sí tenía intención de casarse y formar una familia.

 Así, el Infante solicitó al Rey permiso para contraer matrimonio y éste en principio no se lo concedió. Tras muchas presiones y ya sin excusas para negarse, el rey Carlos III accede a que su hermano pueda casarse, pero busca la forma de preservar la sucesión al trono de sus propios hijos.              Entonces promulga una Pragmática con la que se penaban los matrimonios entre personas de distinto rango social, de modo que el causante de la desigualdad y sus herederos serían privados del apellido, títulos, honores y prerrogativas que les concediesen las leyes del Reino.

 Tras eliminar la posibilidad de una unión con alguien de su mismo rango, el Rey acepta su matrimonio: “Vengo a concederle permiso para que pueda contraer matrimonio de conciencia, con persona desigual”.

 Después de valorar a varias candidatas, D. Luis acaba eligiendo como esposa a Doña María Teresa de Vallabriga y Rozas Español y Drumont de Belfort, hija del Conde de Torrescea, una joven zaragozana treinta y dos años más joven que él.

 Los requisitos impuestos para poder casarse fueron varios: que la boda se celebrase lejos y sin presencia de ningún miembro de la Familia Real, que los esposos residieran a no menos de veinte leguas de la Corte a la que solo D. Luis podría acercarse siempre que el Rey lo estimara oportuno, que el Infante utilizara solo el título de conde de Chinchón y que sus hijos no llevaran el apellido Borbón, sino el materno.

 La Real licencia que aprueba la unión, se concede el 22 de mayo de 1776. El 7 de junio se firman las capitulaciones matrimoniales en Aranjuez y se celebra la boda el 27 del mismo mes, en la capilla del palacio de los duques de Fernandina, en Olías del Rey (Toledo). Al no podía residir en Madrid ni en los sitios reales, el matrimonio pasa la vida entre Cadalso de los Vidrios, Velada y Arenas de San Pedro.

 La rica vida intelectual que tuvo el Infante no tenía equivalencia en su vida personal, de hecho su matrimonio no fue un camino fácil debido al descontento permanente de su esposa, que ni siquiera podía acudir a la Corte. No obstante, de su unión nacieron cuatro hijos: Luis María (22 de mayo de 1777 en Cadalso de los Vidrios), María Teresa Josefa (26 de Noviembre de 1780 en Velada) y María Luisa Fernanda (6 de Junio de 1783 en Velada), el segundo de sus hijos nació en Arenas de San Pedro, muriendo poco después. Todos ellos llevaban como primer apellido el de su madre.

 En Arenas de San Pedro y en el lugar llamado La Mosquera, manda construir un palacio a su arquitecto Ventura Rodríguez, quién no pudiendo realizarlo delegó su ejecución en cuatro colaboradores suyos: ​ el arquitecto Mateo Guill, el maestro de obras del Infante, Alfonso Regalado, y los hermanos Ignacio y Domingo Tomás, aunque él lo supervisaría.

 El Infante Don Luis siempre iba acompañado de su corte, en la que se encontraba el músico Luigi Bocherini, que vivió varios años en Arenas de San Pedro, donde falleció su esposa el mismo año que su señor.  En los 9 años que le acompañó en su destierro, el compositor italiano compondría la mayoría de su extraordinaria colección de quintetos de cuerda con dos violoncelos, así como numerosos cuartetos, sinfonías, tríos, etc., una primera versión de su Stabat Mater y 9 Villancicos.

 En 1783 se trasladan a Arenas de San Pedro con el palacio a medio terminar, y ese verano y el siguiente Goya pinta 17 cuadros para el Infante.

 En 1785, después de una visita a la Corte, D. Luis cae gravemente enfermo y pide al rey volver a Boadilla alegando la bondad de su clima, si bien la verdadera razón era la de morir en el Palacio que él había mandado construir con tanto cariño. El Rey accedió a su deseo pero con la condición de que regresara solo, a lo que D. Luis se negó.

 Poco antes de su fallecimiento, que se produjo en Arenas de San Pedro el 7 de agosto de 1785, el Infante pidió a su hermano que no olvidara a sus hijos, a lo que el Rey se comprometió.

 Carlos III dispuso que el cuerpo de D. Luis reposara en la capilla de San Pedro, en Arenas, y que su viuda permaneciera en esa villa.

 Sería su hijo Carlos IV, ya Rey de España, quien diera las órdenes para que fuera trasladado al Panteón de Infantes del Monasterio de El Escorial, donde fue enterrado con todos los honores en el año 1.800.

                                           FRANCISCO DE GOYA Y LUCIENTES

 Francisco de Goya nació en Fuendetodos, provincia de Zaragoza, el año 1746, era hijo de Braulio José Goya y Franque de origen vasco, artesano dorador de prestigio, y su madre se llamaba Gracia Lucientes Salvador. La familia vivía en la capital zaragozana, donde empezó a  aprender el oficio de pintor en el taller de José Luzán, estuvo cuatro años copiando estampas hasta que decidió establecerse por su cuenta y, según escribió más tarde él mismo, "pintar de mi invención". Hasta su viaje a Italia, con 25 años, en 1771 no tuvo suerte, pues se presentó a concursos  en la Academia de San Fernando en 1763 y 1769 que fueron un fracaso absoluto.

 Parece que viajó por sus propios medios en Abril de 1770 y después de pasar por Turín, Milán y Pavía se estableció en Roma en casa del pintor polaco Tadeusz Kuntze. En 1971 se presentó a un concurso en la Academia de Parma, que no ganó, pero el jurado le señaló como un cuadro excelente, haciendo mención que era discípulo de Francisco Bayeu.

 A mediados de 1771 Goya regresa a España y se establece en Zaragoza donde realiza gran cantidad de trabajos.

 Fue en 1773 cuando se casa con Josefa Bayeu, hermana de  los también pintores Ramón, Manuel y Francisco Bayeu; este último, mayor que él, fue un compañero inseparable y protector suyo. Tuvieron seis hijos, pero solo el último, Francisco Javier, nacido en 1784, sobrevivió a su padre.

 A finales de 1774 Anton Raphael Mengs le llama a Madrid para Trabajar de pintor de  cartones para tapices, de esa manera consiguió introducirse en los círculos aristocráticos. La actividad de Goya para la Real Fábrica de Tapices se prolongó durante doce años, de 1775 a 1780 en un primer quinquenio de trabajo y de 1786 hasta 1792 (otros siete años), año en que una grave enfermedad, que le provocó su sordera, lo alejó definitivamente de esta labor.

​ De suma importancia fue también su relación con el infante don Luis de Borbón y su presencia, durante dos veranos seguidos 1783 y 1784 en el palacio de la Mosquera en Arenas de San Pedro (Ávila), junto al músico Luigi Boccherini y otras figuras de la cultura española. El secretario de Doña María Teresa Vallabriga, dama aragonesa casada con el Infante, que tenía lazos familiares con los hermanos Bayeu, le recomendó. Hizo varios retratos de la infanta María Teresa y, sobre todo, La familia del infante don Luis (1784), uno de los cuadros más complejos y logrados de esta época. ​ En total Goya realizó diecisiete retratos para la familia del Infante Don Luis de Borbón.

 El 18 de marzo del año 1785 es nombrado subdirector de pintura de la Academia de San Fernando. Y por fin, el 25 de junio de 1786, Goya y Ramón Bayeu obtienen el título de pintores del rey.

 Don Francisco de Goya y Lucientes murió en Burdeos el 16 de Abril de 1828, al día siguiente se le enterró en el cementerio bordelés de La Chartreuse y no fue hasta 1919, cuando sus restos se trasladaron a la ermita de San Antonio de la Florida, donde permanecen desde entonces.

                                                                                         LUIGI  BOCCHERINI

 

 Luigi Rodolfo Boccherini nació en Lucca, Italia el 19 de Febrero del año 1743, violonchelista y compositor, toda su familia fueron artistas, su padre contrabajista y violonchelista, su hermana era bailarina de ballet y su hermano Giovanni Gastone fue bailarín aunque después se dedicó a la poesía y a escribir libretos, llegó a hacerlo para Joseph Haydn y Antonio Salieri; desde pequeño se interesó por el violonchelo y fue su padre el que le dio las primeras lecciones.

 Con 14 años participó en las fiestas de Lucca en 1756.

Impresionado por las aptitudes de su hijo, su padre le envía a estudiar con Giovanni Batista en Roma, donde se familiarizó con óperas y música sacra. Fue el mentor del quinteto de cuerda que posteriormente emplearía Mozart.

 En 1757, después de terminar los estudios en la Basílica de San Pedro, se fue con su padre a la corte imperial de Viena donde había obtenido plaza para los dos y para sus hermanos.

 En 1764 vuelve a Lucca con la intención de triunfar en su ciudad, pero fue muy mal pagado por lo que al año siguiente se instala en Milán, y con un cuarteto de cuerda comienza a dar conciertos  con obras de Haydn. Hasta 1768 compone dos oratorios: Giuseppe riconosciuto y Gioas ré di Giudea. Este mismo año se instala en Paris con su segundo violín Filippo Manfredi, donde publica algunos cuartetos y tríos.

 Al parecer Boccherini se enamoró de una soprano romana, Clementina Pelliccia, que actuaba en la compañía de ópera de Luigi Marescalchi, y se unió al viaje programado para ir a España en la primavera de 1768 y fue en la persecución de ese amor, que llegó a España de donde nunca más se marcharía.

  En su primera interpretación en Aranjuez de la ópera L´Almeria, en un aria que compone y acompaña con el violonchelo, conoce a Clementina Pellicia con quién se casaría poco tiempo después.

 El Infante don Luis contrata a Manfredi como violinista para su orquesta privada. Y unos meses después, Boccherini hace llegar al Infante la composición que ha hecho para él, Seis cuartetos, Op. 8. Éste entusiasmado le contrata también como Violonchelista de Cámara, en noviembre de 1770. Se instalan en el palacio de Boadilla del Monte, residencia del Infante y allí comienza una fructífera producción Seis Cuartetos Op. 9, la Sonata 23 para violonchelo y bajo, un Aria para soprano y orquesta, y el Concierto nº 8 en Do Mayor para violonchelo y orquesta. Después vinieron los Seis quintetos Op. 10, para dos violines, viola y dos violonchelos.

 Fue en el palacio de Boadilla, influenciado por las cacerías y el ambiente campestre, donde compuso obras de estilo pastoral, Los pastores y los cazadores, y La Pajarera; su célebre Minueto y también los Seis quintetos Op. 10, para dos violines, viola y dos violonchelos.

 Aquí también nacieron varios de sus hijos. Pero en 1776, al casarse el Infante Don Luis en matrimonio morganático, al cual había accedido su hermano el Rey Carlos III, tuvieron que salir de él y permanecer con la corte del Infante, en un éxodo por Olías del Rey, Cadalso de los Vidrios, Velada y otros lugares hasta su establecimiento en Arenas de San Pedro en el año 1783.

 Compuso gran cantidad de su repertorio durante este tiempo, nueve años que le sirvieron para ganarse un sitio en la música. Digo nueve años pues desde que salió del palacio de Boadilla, es el tiempo que transcurrió hasta que muriera su esposa Clementina en Arenas de San Pedro y unos meses después, el mismo año 1785, muriera también el Infante don Luis de Borbón.

 Luigi Boccherini regresa a Madrid solo y con seis hijos, donde encuentra la plaza de compositor de la Corte de Federico Guillermo II de Prusia y el mecenazgo de la Duquesa de Osuna y Condesa de Benavente, doña María Josefa Pimentel. El abandono de ésta y la muerte de Federico Guillermo II el año 1797, a lo que se añadió la muerte de alguno de sus hijos le hizo decaer de tal manera, que aunque con ayuda del embajador francés, murió el 28 de Mayo de 1805 en Madrid, a la edad de 62 años.

 Fue enterrado en la Iglesia de San Justo de Madrid, aunque en 1927 Mussolini llevó sus restos a su ciudad natal Lucca, para ser enterrado en el panteón de los hijos ilustres de la Iglesia de San Francisco.

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